sábado, 5 de febrero de 2011

Luz y Gracia de Sevilla

Bien lo merecía La Ciudad. Después de unos años de reinado del “kitch”; de inundación de esa falsa sevillanía que confunde su “horror vacui” con un barroquismo postmoderno totalmente ajeno a las tendencias actuales; después de estas últimas ediciones en las que este visitante clamaba por una vuelta a la fotografía en el cartel de la Semana Santa, ya que viendo lo que había se perdía la esperanza en alguna pintura decente; después de todo eso, este año nos encontramos con un soplo de aire fresco.



Aunque realmente no es del todo un soplo de aire fresco, ya que el cartel que ha pintado este año el utrerano Juan Manuel Calle González, nos evoca esa época costumbrista en la que se forjaron los grandes carteles de la Semana Santa. Esos años irreparables de la infancia de la cartelería, en los que, como liberados de falsas influencias y prejuicios, los trazos frescos y seguros de Gustavo Bacarisas, Joaquín Bilbao y sobre todo Juan Miguel Sánchez, nos dejaron obras cumbres de la cartelería.

De hecho fue Juan Miguel, quien con su “Luz y Gracia de Sevilla”, que nos mostraba una explosión de luz formalizada en el palio de la Macarena, quien encumbró a obra de arte la cartelería. No se han vuelto a registrar esas cotas, pero bien que ha influenciado



Volviendo al cartel de esta año, una composición de collage, con un estudio medido de colores, enfocando la figura principal en un imagen –la Virgen de Gracia y Amparo- que nadie hubiera esperado jamás que presidiera el cartel, que se nos aparece rodeada de flores y velas rizadas, y bajo un invisible palio sostenido por la Giralda y tres varales; uno de la Virgen de Loreto, otro de la Esperanza de Triana y otro de la Virgen de los Ángeles.

La Semana Santa de La Ciudad es popular, barroca, tradicional… y desde que Juan Miguel Sánchez diseño el palio de Nuestra Señora de los Ángeles, también fue actual; nos demostró que puede ir de la mano de las tendencias. Este varal de su palio que también parece querer sustentar el estilo de la Semana Santa, pese al mal gusto y la repetición reiterada de un modelo ya manido y caduco. ¿O no encaja perfectamente en la clásica e incomparable tarde del Jueves Santo?

Para este visitante, el “grito en la pared” que este año nos anuncia nuestra Semana, es un homenaje a este pintor que dio un necesario soplo de aire fresco en su momento, y que parece haber querido darlo de nuevo por considerarlo necesario. Ha tenido que ser la primera obra de temática cofrade de Juan Manuel Calle González, este profesor de la Facultad de Bellas Artes que parece tener claro que debe ser un cartel y quienes influyeron en su desarrollo. No se ha tratado de innovar, sino de recuperar actualizándolo un modelo que ya existía y permanecía olvidado.

El cartel ha vuelto a recuperar la Luz y Gracia de Juan Miguel Sánchez, la luz que se ve por fin en la edición del cartel, y la Gracia en la Virgen de Gracia y Amparo.

miércoles, 12 de enero de 2011

El reloj de San Lorenzo

Parece que fue hace un eternidad cuando pasó el Rey Baltasar. Se deberá esta sensación al despertar de la impaciencia que, como un reloj, crece año tras año en el interior de este visitante. De hecho fue el año pasado. El verdadero cambio de calendario según la Ciudad se da por San Lorenzo, las campanadas provienen de la espadaña, una procesión claustral recorre la plaza y las agujas del reloj de la torre nos marcan la hora de un nuevo tiempo.



Siempre le ha parecido a este visitante que éste es el verdadero reloj de la Ciudad; sus manecillas interpretan a la perfección el tempo de esta tierra. De este rincón nacen y en este rincón mueren las distintas etapas que marcan el calendario emocional de cada “alguien” de la Ciudad.

Este reloj nos marca el comienzo del fin de semana cada viernes del año, y los da por concluidos en las frías noches de los domingos de invierno, cuando la soledad de la plaza invita al recogerse, tras dispersarse rápidamente los fieles que ocupaban la Basílica minutos antes.

Desde este momento hasta que esas agujas marquen las cero horas del Domingo de Ramos son muchas las vueltas que tienen que dar. Y conforme los rayos de sol proveniente del Aljarafe vayan bañándolo de oro –a cada vuelta le llegará unos minutos más tarde-, serán muchos los sentimientos que iremos reviviendo. Es el tiempo del disfrute.

Es ahora cuando mas nos gusta que corran las horas. Después nos parecerá una broma que ya estén sonando tres campanadas envueltas en sonidos de cornetas y tambores en la madrugada del miércoles santo; o que las seis de la tarde siguiente, y entre hábitos franciscanos, el Señor, ya en su paso, nos haga ver que ha llegado el ecuador de nuestra Semana. A partir de entonces todo será rápido, es el culmen de la teoría de la relatividad en la Ciudad: el tiempo parecerá detenerse en las primeras horas del viernes y luego volará. En un día de setenta y dos horas habrá acabado todo.

A partir de las doce de la noche mas tristes de la Ciudad, tras la Soledad y en soledad, este reloj empezará –ya sin prisas- a dar las vueltas necesarias para terminar el año.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

Felices Pascuas

Ya asoma por la ventana. Por esa ventana que tanto nos gusta asomarnos, para disfrutar de las vísperas. Porque este visitante, tal como ocurre con el resto de habitantes de La Ciudad, disfruta con los previos, tanto o mas que el momento esperado; que luego no se sabe bien por donde puede salir.



Voy a disfrutar entonces de estas fiestas que ya asoman por la ventana, deseándoos buenos momentos; cada cual como lo prefiera, pero disfrutando al fin y al cabo. Y cuando estemos disfrutando de ellos, este visitante ya empezará a disfrutar con lo siguiente que se vislumbre por la ventana.

¡Felices Pascuas a todos!

martes, 21 de diciembre de 2010

Sola, solita, en la Encarnita.

No servirá para “democratizar” la visión de las viejas cubiertas de La Ciudad como se vendió de forma tan “progre”; tampoco será un virtuoso colofón de un mercado permanentemente transitorio y permanentemente insostenible; ni siquiera será referente para el acceso a un antiquarium.

Este solitario parasol vulgo “seta” se quedará solo, sola solita, en la Encarnita. Sola ante el peligro, ante su destino, compitiendo con la copa de uno de esos ficus que inspiró su forma. De ficus a seta hay una vulgarización tremenda; ha sido fruto de la guasa sevillana, pero la lamentable gestión que hipotecará el crecimiento de La Ciudad (se ha fundido los fondos del Plan General recaudados para estructurar la futura traman urbana -esas "calles de ningún lado a ninguna parte" tal y como las definió el artista) la ha convertido en seta venenosa. Un ejemplo de huida hacia delante inaudito. El resultado ahí lo vamos teniendo: una inauguración a fases, aunque alguna de ellas no llegará nunca.



Enhorabuena a los placeros, los que mas lo necesitaban, aunque sinceramente no creo que se merezcan que sean usados electoralmente de forma tan lamentable (vaya la fiestecita que les dedicaron el pasado jueves noche, se escuchaba el rumbeo desde la calle Regina). Creo que han inaugurado la plaza unas tres veces.

Enhorabuena a Jurgën Mayer, menuda “buchaca” mas calentita la suya. Que alguien le comente el privilegio que tiene ser un arquitecto que presenta un proyecto “incostruible”-o construible después de mas de siete modificados y quintuplicarse el presupuesto-, sin que le reprochen (ya no hablo de liquidar el contrato) lo mas mínimo.

Enhorabuena a todos los visitantes, excepto a aquellos con alguna minusvalía, ya que el ascensor solo les alcanzará al restaurante (todo ejemplo de gestión pública de un espacio), pero no a la pasarela mirador (tal como dieron la noticia en Radio Sevilla el pasado viernes, aunque minutos mas tarde –supongo que tras el toque telefónico correspondiente- la modificaran para hablar de las bondades de las vistas hacia la Cartuja) con vistas hacia el conjunto monumental de La Ciudad.

Enhorabuena pues a todos, que podremos disfrutar un espacio privado como público ¿o será al revés? después de 37 años, otros tantos estará hipotecando las arcas municipales. Pensarán que tampoco hay problema, que para eso está el plan de recaudación municipal en forma de plan de tráfico está en marcha. Eso sí, cuando hay que apretarse, salta el sempiterno "acorde a los tiempos de crisis que corren".

El malestar de este visitante no es con su arquitectura (me gusta el resultado), ni sobre su idoneidad (considero que en la Encarnación era necesaria actuación emblemática); solo quiere mostrar su indignación (llevaba mucho tiempo callado), sobre esta canallada de gestión, que sacaría en cualquier lugar los colores a los políticos. Aunque no en esta Bendita Tierra: aquí solo sacan pecho…ante una ovación generalizada.

Para bajarse en la próxima vamos…

jueves, 16 de diciembre de 2010

Vuelta de Paseo

Venía de vuelta de un frío paseo, entrada la noche, prácticamente vacías las calles, desangeladas salvo por la vida que se intuye tras muros y ventanas, cuando este visitante conoció la noticia del fallecimiento del gran Enrique Morente. No podía ser otro el ambiente para recibir esta noticia.



Quiere rendir este rincón su partícular homenaje al maestro con estos versos del poema “Vuelta de Paseo” de la obra "Poeta en Nueva York", de Federico García Lorca. Obra que tan magistralmente interpretó con los Lagartija Nick, en lo que fue un disco antológico: Morente en estado puro.

Asesinado por el cielo.
Entre las formas que van hacia la sierpe
y las formas que buscan el cristal,
dejaré crecer mis cabellos.

Con el arbol de muñones que no canta
y el niño con el blanco rostro de huevo.

Con los animalitos de cabeza rota
y el agua harapienta de los pies secos.

Con todo lo que tiene cansancio sordomudo
y mariposa ahogada en el tintero.

Tropezando con mi rostro distinto de cada día.
¡Asesinado por el cielo!


Ya culminó su “Vuelta de paseo”, aunque antes, no se si intencionadamente, tuvo un guiño con La Ciudad en el último de sus trabajos. Casualidad o no, su obra póstuma “Nanas de Oriente”, estaba inspirada en la melodía de Amarguras. No fue el éxito que esperaba, pero para este visitante será el mejor colofón para su carrera; como en la película Semana Santa de Gutiérrez Aragón con las puertas de San Lorenzo cerrándose, a los sones de Amarguras nos dejó Enrique Morente: es el epílogo de su flamenca banda sonora para su particular “Vuelta de Paseo”.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Parada Pazartekke

No es que este visitante haya dejado de pasear La Ciudad -sigo amándola profundamente-; tampoco que haya perdido la inquietud por seguir con este cuaderno de apuntes -una vez que se abre, está abierto para siempre, y pesa mucho no seguir con mas páginas-; ni siquiera que hayan faltado argumentos –cada situación que ando, leo o escucho, me crea una necesidad de opinión-. Pero detrás de Edward, y la razón por la cual existe, está la intención de disfrutar, de necesidad de generar y transmitir inquietudes de un personaje mas de La Ciudad (el término ciudadano ya me suena demasiado político), que no siempre cuenta con la disponibilidad, circunstancias, lista de prioridades y tranquilidad de ponerse esta máscara.

Hoy intento saldar una deuda pendiente conmigo mismo –algo que me atormentaba-, y quiero volver a abrir páginas de este cuaderno. El año ha sido poco prolífico desde luego, pero en todo este tiempo, me he dado cuenta de la cierta dependencia que tenía de dar mi particular visión de todo lo que ha ido sucediendo en La Ciudad, y de lo difícil que se me hacía encontrar un punto de reenganche. Quizás ese desánimo que me envuelve, y que envuelve en general a la sociedad, no me motivará para interpretar mi propia Ciudad, pero había que buscar un nuevo puente hacia una nueva etapa.



Tras estos párrafos obligados pero que tanto temía escribir, quiero dar un pequeño paseo, aunque realmente un gran paseo: un paseo en tranvía (que no metrocentro). Esta hoja que escribo hoy, es la primera de una nueva etapa personal que comenzó en la estación de Pazartekke de Estambul, donde inicié un nuevo viaje, con la mejor compañera posible (y quién mas a animado a seguir mis paseos).

Desde esa parada, solo me he bajado en paradas rutinarias, la mayoría ilusionantes, aunque otras decepcionantes; y por este rincón, no he podido o querido pasar.



Mi intención es que el resto de las paradas en La Ciudad sean tanto la Plaza Nueva como en la calle Esperanza de la Trinidad, en la Cartuja o en el barrio León, en la Encarnación o en calle Alhóndiga, en la Alameda o el Arenal, en la Catedral o en Sevilla Este, en la Alfalfa o en San Juan de la Palma.Y que seán tanto ahora en Adviento como en Cuaresma, por Pascuas o en Verano, en estos frios amaneceres o en nuestros incomparables atardeceres.



Se hace muy difícil, buscar un hueco para estos paseos, pero cuando los echas de menos, te das cuanta de que puede ser una de tantas esas cosas que hay que regar en la vida.

jueves, 11 de marzo de 2010

Desde hace 100 años

Sin duda alguna, uno de los momentos cumbres de este visitante en la Semana Santa es contemplar el discurrir de la Cofradía del Valle. Parece la vista el sentido mas adecuado para llegar al corazón, pero de esta Cofradía me gustan los sonidos: los niños cantores del paso de la Coronación, los rezos de los costaleros bajo el de la Verónica, y como no, cuando se acerca, impresionante siempre, la Virgen del Valle, intuir en la lejanía los primeros sones de su marcha, esos dramáticos “picos” que introducen la mas bella melodía que se puede escuchar por estos días.

En esta Hermandad este año se cumple una efeméride que puede pasar desapercibida dentro del baile de aniversarios en que nos vemos sumergidos. Se cumplen 100 años de la hechura de las imágenes secundarias del misterio de la Coronación, obra del escultor Joaquín Bilbao, bajo la dirección de Muñoz y Pabón.



Quizás eclipsado por su hermano, el pintor costumbrista Gonzalo Bilbao (todos tenemos en la retina su cuadro “Las Cigarreras”), parece justo darle el sitio que se merece dentro de los artistas locales. Joaquín fue discípulo del malogrado Antonio Susillo, quien nos dejara su más bello recuerdo en las manos de la Virgen de la Amargura. Tras la muerte de éste, complementó su carrera viajando por Francia y otros países de Europa, donde el referente en la escultura era Auguste Rodin. Fue un artista de un estilo naturalista, muy polifacético, cultivando distintas artes. No obstante destacó como escultor con obras con el Rey San Fernando de la Plaza Nueva, o el grupo escultórico del apostolado de la puerta de la Asunción de la Catedral. Incluso colaboró con Talavera Heredia en aspectos de la transformación urbanística de La Ciudad (como la Plaza del Triunfo), del primer tercio del siglo XX.



De su vertiente de imaginero solo tengamos dos referentes en nuestra Semana Santa. El primero fue un polémico Cristo Atado a la Columna de Las Cigarreras, y el segundo este misterio de la Coronación. Quizás el episodio con el Cristo de Atado a la Columna, sustituido por el actual de Francisco Buiza, terminó por eclipsar la figura de este artista. No son quizás sus formas las que mas encajen con ese “estilo sevillano” que tiene el don de tocar, sin excesivo criterio, a determinadas obras dándoles el beneplácito del sentir popular.



Mas al contrario, sus formas beben mas de otras corrientes externas, que evitan ese viciado “barroquismo sevillano” que tras retroalimentarse una y otra vez a base de copias acaba viciado, conformando una especie de “horror vacui” falto de contenido. No es de extrañar que no acabara triunfando. En el Misterio de la coronación pueden apreciarse influencias expresionistas algo alejadas de la corriente regional-costumbrista que reinaba por entonces. Abrir la mente por entonces viajando por Centro Europa sería algo definitivo en este estilo, entrar en contacto tanto con los grandes maestros, como con las nuevas vanguardias. Quizás de alguna de sus visitas al Louvre se quedó marcado la impresionante pintura de Tiziano “La Coronación de Espinas”. A este visitante desde luego fue lo primero que se le vino a la mente al contemplarlo (por curiosidad, se encuentra en la misma sala que la Gioconda).



Este Misterio es una obra, una mas, que pasa desapercibida dentro de la vorágine de Patrimonio que compone nuestra Semana Santa. Lo cuál la hace más grande, al dar esa posibilidad de descubrir pequeños tesoros y, por que no decirlo, la Historia que está detrás de ellos. Dudo mucho que cualquier medio de información cofrade trate esta Cuaresma sobre Joaquín Bilbao. Eso si, dentro de tres jueves, cuando presenciemos ese regalo para los sentidos y el corazón que es contemplar la Cofradía del Valle, a medida que empiecen a intuirse la voz de los niños cantores, a vislumbrarse el reflejo de los “espejitos” y, entre una nube de incienso, se nos aparezca el Misterio de la Coronación, será cuando entendamos que La Ciudad le esta rindiendo su merecido y particular homenaje todos los Jueves Santos desde hace 100 años.

domingo, 21 de febrero de 2010

Saldrá el Sol

Un nuevo capítulo en la Historia de nuestra Semana Santa. El Pleno de Hermandades de Penitencia ha aprobado incluir en la nómina de las Cofradías que realizan la Estación a la Catedral a la Hermandad del Sol. Lo hacía precisamente de la mano de una tregua de esta lluvia continua que estamos padeciendo. En la mañana del pasado sábado-la primera que este visitante identificaba como clara de Cuaresma-, no ha querido faltar esa luz que nos despierta los sentidos, para recibir a su homónima Hermandad.

No oculta este visitante su debilidad por esta corporación. Realmente todo aquel que sea amante del buen gusto, del hacer bien las cosas, reconocerá la valía de esta humilde Hermandad. La lluvia se ha vuelto a apoderar de La Ciudad y, con ese estado de ánimo apagado característico de los anocheceres de los Domingos de Cuaresma- donde todo lo que al mediodía parecía cercano, se muestra ahora lejano-, este visitante reflexionaba sobre lo que supone esta nueva incorporación.

En esta mediocre evolución en la que vive instalada nuestra Semana Santa, tanto en sus valores, como en su estética, esta Hermandad supone un soplo de aire fresco. Frente al viciado modelo de lo “muy sevillano” – este visitante se echa a temblar cada vez que escucha esta “definición”-: esa repetición de los cánones estéticos marcados por Rodriguez Ojeda; esos Misterios con pasajes de la Pasión cargados de romanos y olivos; costaleros que se creen los verdaderos protagonistas de la celebración; o esos desfiles de Bandas de CC y TT –“nazarenos-orquesta” incluidos-; frente a todo esto, nos llega esta nueva Hermandad.

Este visitante hace tiempo que la conoce. Se va a echar de menos del Sábado de Pasión, cuando contemplarla parecía algo exclusivo –simplemente el repertorio musical del Palio era una gozada-, pero encajará perfectamente el Sábado Santo. Su apuesta es arriesgada en estos tiempos. Apostar por recuperar elementos perdidos en el tiempo, reinterpretándolos a los tiempos que corren, es arriesgado. Adoptar un titular cristífero que represente una visión profética como es el Varón de Dolores, es arriesgado. No se capta de inmediato, y esto, en estos tiempos de búsqueda de la satisfacción y reconocimiento inmediato, no gusta.


Buscar un cortejo a la vez elegante y singular, cargado de simbolismo y elementos recuperados, innovando con túnicas de ruan verde, no es lo inmediato.

Pero el gran acierto de esta Hermandad, y su gran aportación a la Semana Santa (posiblemente desde la incorporación a la nómina de Los Servitas en 1972 no se aportaba estéticamente-el incremento cuantitativo no ha ido siempre de la mano de uno cualitativo-), es sin duda el Misterio de la Sacra Conversación que se representa el Paso de Palio. Algo que era común en pasados siglos (en Hermandades como San Isidoro, La Esperanza de Triana, o el Valle), y parecía haberse perdido para siempre (hubo un intento de Jesús Despojado de recuperarlo), se podrá ver en la calle el próximo Sábado Santo.



Gana La Ciudad recuperando esta bella estampa que hasta ahora solo se podía contemplar el Domingo de Resurrección con la Virgen del Valle, pero que se seguía manteniendo en otras ciudades. A modo de anécdota en Jerez, la Virgen de la Piedad de la Hermandad del Santo Entierro, se rodea de San Juan y las Tres Marías.



Estas son sus cartas de presentación. Como todo en la vida, iran mejorando, pero las bases están puestas. No ha sido fácil el camino. De hecho aún tiene que pasar un último trámite en Palacio para su incorporación plena. Pensarán por el Plantinar que el esfuerzo habrá valido la pena. Muchos en La Ciudad, pensamos que también, que entre estos nubarrones que acompañan a la evolución de nuestra Semana Santa, es de aplaudir que de vez en cuando salga el Sol.



Enhorabuena a esta querida Hermandad.

sábado, 13 de febrero de 2010

...Hermandad y Cofradía de Nazarenos y Nazarenas

Era una de las imágenes más impactantes de la Semana Santa. Recuerda ahora este visitante su primera Madrugá –apenas tendría 6 años-, su primer encuentro con el Señor. En la inmensidad temporal que suponía pasar una noche en vela, me encontraba en la plaza de Molviedro, donde el silencio le iba ganando poco a poco el pulso a las largas filas de nazarenos. Recuerdo perfectamente esa primera visión, -mira como se mueve la túnica, viene andando-me comentaba mi abuela, dirigiendo mi mirada hacia la calle Castelar. La Imagen que solo conocía de las visitas de los Viernes a San Lorenzo, ahora la tenía ante mi. Y todo se recubría de un halo de misterio que hasta un niño de esa edad le resultaba desgarrador. Pero sí hubo una visión que me impactó sobre manera, fue contemplar el cortejo de devotas que, protegidas con pañuelos y chubasqueros, iban de promesa tras el Señor, bajo una auténtica lluvia de cera proveniente de cirios al cuadril.



Ese dramatismo se me escapaba. La visión de esos imponentes nazarenos en contraposición –y oposición- a esas mujeres indefensas e impasibles. No encajaba en el guión que antes había observado en la Semana Santa. Por entonces la mujer no podía salir de nazareno en ninguna Cofradía, y era tal la devoción de aquellas devotas –me decían- que cumplían su promesa de acompañar al Señor fueran cuales fueran las condiciones, antes incluso lo hacían vistiendo un hábito morado con cordón dorado. Me parecía la peor de las penitencias.

Con el tiempo siempre fue una visión que iba buscando tras el encuentro con el Señor. Hoy, cuando afortunadamente ese tramo de cirios ha sido sustituido por cruces de penitente, este visitante se sigue emocionando contemplando estas caras anónimas y cansadas, silentes entre el ruido de sus pasos y el del choque entre cruces.

Esta Semana Santa en el Gran Poder las mujeres podrán salir de nazareno, se acaba de aprobar por unanimidad. Seguramente muchas seguirán en la Madrugá tras el Señor, pero otras podrán vestir su túnica. No es mi intención debatir sobre las formas en que se ha producido, sobre las Normas Diocesanas y otros factores de los que se ha escrito ya tanto- que hasta de los actos de justicia se quiere hacer polémica-. Pero han pasado casi 25 años desde que la Semana Santa empezara a abrir las puertas a la mujer, y aún quedan tres Hermandades que ni se lo plantean –en una de ellas ni siquiera pueden ir a las comidas de Hermandad-, este asunto; es como si lucharan por el dudoso honor de ser las últimas en rendirse.

De la mano de este dramatismo del Gran Poder, su polo opuesto: la alegría del cortejo de la Borriquita el Domingo de Ramos, donde -¡por fin!- podrán participar niñas. Clamaba al cielo que hubiera niñas que tuvieran que asumir un papel sumiso de espectador de un espectáculo en el que solo podían participar sus Hermanos. Se me viene a la mente esas niñas jugando en la “rampla”, con el antifaz de su hermano puesto o una varita en la mano.

Que los cambios y adaptación a los tiempos de la Semana Santa, tienen su propio ritmo, es algo racional hablando de esta tradición centenaria. Pero el caso de la incorporación de la mujer debería haber sido algo menos traumático. Aún mas sabiendo que su no participación es más una prohibición que una tradición, puesto que antes si lo hacían. Fue el Cardenal Illundain quien en 1929, ante la avalancha de visitantes que tendría La Ciudad con motivo de la Exposición Iberoamericana, y en un intento de lavado de imagen de los desfiles procesionales, prohibió la participación de las mujeres en las cofradías (las limitaba a un número de 40 en Hermandades en que participaran tradicionalmente), así como las saetas o alargarse mas allá de las 9 la mañana del Viernes Santo. Así como suena.

El principio de igualdad entre hombres y mujeres resulta vergonzoso que cueste tanto aplicarlo. Por fin se está rompiendo esta injusticia. Eso si, este visitante cruza los dedos esperando que la absurda corriente "progre" que nos invade no acabe “retitulando” a nuestras Hermandades como Cofradías de Nazarenos y Nazarenas (…la arroba mejor ni la miento).

domingo, 10 de enero de 2010

Fuera de Cartel

El calendario particular de La Ciudad comienza. Para este visitante el año no comienza el día 1 de enero, lo hace el día 6, tras la Función del Gran Poder. Entonces es cuando comienza nuestra particular cuenta atrás que, paradójicamente, tras escasos tres meses, hará que estemos deseando la llegada de un nuevo año.

Ya tenemos el anuncio oficial del Consejo para la Semana Santa. Mis peores expectativas han sido rebasadas con creces. El resultado vuelve a ser decepcionante, una nueva muestra de la involución que estamos sufriendo en muchos aspectos en La Ciudad. El pasado año este visitante hizo la vista gorda al estilo del Cartel, porque la temática central –aquellos ciriales asomando por la calle- me parecía de lo más sugerente.



Este año nos encontramos de nuevo con un cartel con un estilo inclasificable (que abraca desde el kitch hasta a un sorprendente “barroquismo sevillano” como ya he leído por ahí), en el que no caben ya más mensajes; sin que se saque nada claro. La idea del telón litúrgico de la Semana Santa que se alza para una teatralidad formalizada en la calle, puede ser sugerente pero la composición es tremenda. El tema central es el Palio de la Caridad del Baratillo saliendo del Postigo, bajo un ese telón presidido por el Lignum Crucis de Vera Cruz, levantado por los angelitos del canasto de la Piedad, y flanqueados por nazareno y un armao (que no nos falte de ná). Voy a indultar la figura del nazareno del Baratillo con la bocina por deferencia al padre de un gran amigo, pero el resto acumula como resultado una composición bastante cateta.

A la más que previsible por el resultado del Cartel, se le podría añadir la polémica existente a raíz del rechazo del pintor Ricardo Suárez a realizar el encargo al no cobrar por ello. Este punto, el no renumerar un trabajo (como ocurriría con cualquier otro artesano, pero no con el pregonero), podría ser clave a la hora de la calidad final del encargo (ahí está la colección de la Maestranza); no obstante este visitante mantiene que no debería desviarse el dinero del Consejo a fines que no sea la subvenciones a las Hermandades. A fin de cuentas siempre es una buena tarjeta de visita ser cartelista de la Semana Santa.



Sea como sea la realidad es que, desde que el Consejo estableció al formato de cartel pintado (año1992), pocas veces el resultado ha sido de una calidad que llegara con un mensaje claro y un estilo acorde a la época que vivimos. Se ha ido cayendo en una reiteración de temáticas que a base de repetición de un modelo ya hastiado, da un resultado más que viciado.

Algo debe de hacerse mal cuando se produce en el año 2010 una regresión total. Sobre todo observando la evolución de los carteles durante el pasado siglo. Entonces estaban frescas las influencias de la cartelería de propaganda política iniciada en la Revolución Rusa y pero compartida por regímenes de toda índole política. El cartel tenía un estilo propio, no era una pintura al uso. En nuestro país autores como Carles Fontseré o Joseph Renal fueron claros exponentes en nuestro país.




Los carteles compartían el anuncio de todas las Fiestas de Primavera, tocando techo con la obra cumbre "Luz y Gracia de Sevilla", de Juan Miguel Sánchez (1931). A partir del año 1946 se segregó del mismo el anuncio de la Semana Santa, por lo que ya aparecen carteles específicos de la materia. Nos encontramos con carteles con un estilo pictórico propio y definido, que bebían directamente de esa cartelería propagandística. Valgan muestras como los carteles de los años 1948, 1950, 1951…







Durante las décadas de los 50 y 60, los carteles siguieron esta línea iniciada ya hace años, y aún sin superar el nivel anteriormente dicho tuvieron un nivel pictórico bastante alto. El resultado gustaría más o menos, pero eran consecuentes con los movimientos artísticos del momento.







El cambio vino con la primera etapa de cartelería del Consejo. Ésta, iniciada en 1980, se caracterizará por ser trabajos de fotografía, imágenes que todos tenemos en la retina y que resultaban de gran calidad. Este paréntesis fotográfico parece haber hecho mella en la calidad de la cartelería, hasta encontrarnos con el nivel actual. Visto lo visto, quizás una vuelta a la fotografía no sería desafortunada.





No sabe este visitante la línea que seguirá en próximas ediciones, ni si se creará un debate capaz de regenerar este hastiado modelo. Lo que si tiene claro es que en vez de este cartel, los anuncios de las vísperas volverán a crecer en formas de convocatorias de cultos en las fechadas de iglesias, y de fotografías diversas en escaparates de comercios (como esa zapatería de la calle Sagasta)…la luz de los primeros y tímidos atardeceres, y la vuelta de los vencejos, harán el resto...pese a que todos estos elementos estén fuera de cartel.