jueves, 22 de octubre de 2009

Puerta hacia la "Apertura de mente"

Como para todo hay una primera vez, para la portada de la feria no iba a ser una excepción, y nos llegan noticias de que tenemos una portadavanguardista”. “Hay que abrir la mente”, sentencia la delegada de Fiesta Mayores (y Juergas Menores) Rosamar Prieto durante la presentación de la misma


Por partes: en las bases para el concurso de este año la temática pretendía homenajear el centenario del primer vuelo en Sevilla; con esto ya era ser de esperar un motivo diferente en el diseño.

A todo esto ya se observaba cierta tendencia a nuevos diseños para la portada, en ediciones pasadas del concurso. Interpretaciones del baile por sevillanas o los volantes del traje de gitana daban imágenes distintas para solucionar la portada

Así la portada del 2010 que ha sido calificada de rupturista, rompedora, vanguardista, etc.…rinde homenaje a la efeméride incluyendo una réplica del avión (nada de metáfora o interpretación) y la serigrafía del número 100 sobre el símbolo del NO8DO. Desde luego este visitante se muestra impactado ante tanta modernidad.

Pues sí, modernidad es lo que se nos ha vendido. Que la portada del 2010 será diferente, nadie lo duda. De hecho mi enhorabuena al autor ya que resulta muy agradable a la vista. Pero de ahí a que sea moderna va un trecho largo. Un homenaje bajo el punto de vista de este visitante, debe ir mas orientado a una interpretación, un guiño, una abstracción de la efeméride que se trate. No debe quedarse en una maqueta de un avión colgada de parte de la heráldica de La Ciudad. Realmente parece mas un homenaje al Ayuntamiento; que lleva hasta los colores institucionales (falta un lema tipo, “Feria de Abril, la feria de las personas”). Por cierto, con este diseño, se podrán celebrar todas las efemérides que se deseen, basta con sustituir el avión por el elemento centenario en cuestión: un ordenador, un automóvil o un tirador de cerveza.

Claro que hablamos de Sevilla, y su feria. La imagen de la feria es costumbrista ante todo; forma parte del producto. Esto no implica que la portada tenga que ser una copia desafortunada de algún elemento de la arquitectura autóctona -como la de la edición de este año (de los toros a la feria, o algo así)-. Un estilo moderno puede interpretar estas bases, adoptando ciertos cánones, y fruto de ello lograr un óptimo resultado. Pero una reproducción literal de conceptos no puede ser en la vida un estilo moderno. Y si nos ponemos extremos, tampoco rupturista, porque la portada del 2010 se limita a copiar.



Como siempre recurro a la hechos antiguos, trayendo alguno de los primeros diseños de portadas. Sirve como ejercicio de reflexión ver que 50 años después, la portada que nos ocupa sea calificada de moderna. Ejemplos de los años 50-60 esbozaban cierta interpretación vanguardista del costumbrismo.




Poco se ha avanzado en estos años, es una realidad. Tanto que el no seguir la misma línea de mimesis de edificios y motivos regionalistas puede confundirse con un estilo moderno.

Claro que, conociendo lo mimbres del cesto, a lo mejor tenemos que darnos por satisfechos y aceptar como tal este nuevo diseño de portada, eso si tras un terrible “esfuerzo” de apertura de mente.

jueves, 15 de octubre de 2009

¡Ponme una de Patrimonio!

Sevilla ha sido clasificada como Ciudad típica –en el común sentir del tipicismo-por quienes han visto de ella únicamente la Plaza del Triunfo, el Barrio de Santa Cruz y la Macarena, donde la diligencia municipal ha expuesto una Sevilla fácil -facilidad de cortesana acicalada previamente para los negociantes presurosos- ordenada llena de arte y cicerones.

Tomo prestada esta cita del gran Chaves Nogales, de sus Ensayos La Ciudad, para iniciar este nuevo paseo. Parece mentira que esto que reflexionaba Nogales hace unos noventa años siga tan vigente hoy en día.

Tras un periodo bastante intenso de trabajo, este visitante cambió de escenario el pasado puente, para disfrutar de otras ciudades. Estos ojos de visitante permanente han estado deleitándose de la belleza de Baeza y Úbeda (invierto el clásico orden, para ser mas consecuente con la visita). Pero no lo puedo evitar, esté donde esté, no puedo dejar de pensar y reflexionar sobre mis orígenes; con lo cual mientras me perdía por la Historia de estas localidades, iba fomentado cierto aire crítico hacia la Ciudad.



Y es que ahora que tenemos tan presente al ICOMOS en Sevilla, visitar estas ciudades Patrimonio de la Humanidad invita a cierta reflexión. En estas joyas Renacentistas se masca en el ambiente el compromiso con su Historia, con su Patrimonio; y el empujón que supone ser declarado Patrimonio de la Humanidad, se aprovecha para crear una infraestructura cultural y turística, que se aleja de tópicos y pone en valor la riqueza que atesora. Es imposible volver de estas ciudades sin conocer a Vandelvira; se ofrece cultura. Que lejos esta actitud de la imagen folclórico festiva que vendemos por aquí.

Al volver a La Ciudad, leía en la prensa, que el puente había dejado un lleno hotelero, se acompañaba la noticia con una imagen de largas colas por la Plaza del Triunfo. Recuerdo que hace escasos día las mismas páginas alertaban del descenso de visitas a Catedral y Alcázar. Precisamente estos monumentos, junto con el Archivo de Indias, son Patrimonio de la Humanidad. Pero aquí parece que se da por sentado, y no se hace mucho por cuidarlo.



Esa Ciudad típica a la que se refería Nogales, esos circuitos turísticos que reducen La Ciudad un sector, del que solo es posible salir en coche de caballos, camino de la Plaza de España. Así es difícil que las pernoctaciones por turista pasen de una o dos (excepto en feria o Semana Santa). Esa Sevilla fácil, es la que se sigue vendiendo y, lejos de luchar porque el ICOMOS ampliara al resto del casco histórico la declaración de Patrimonio de la Humanidad, se nos va la fuerza en debatir de si la Torre Cajasol va a quitarnos nuestra actual distinción. ¿Realmente el impacto visual es el único valor que importa?

Y este visitante se pregunta: con esta tendencia a vivir de la renta, de dejar en el olvido verdaderas joyas de La Ciudad -cuando no se destruyen-; a caricaturizar las costumbres –dejando un vacío que van llenando otras nuevas como Hallowen, o los candados del Puente-; a abandonarse a la visita facil; al chistecito y las palmas con el visitante; al ombliguismo ciego ¿se puede intentar darle la vuelta la moneda, y vender una Ciudad y no un parque temático de la misma?

Mientras no vea este visitante un solo turista por la Plaza de Santa Isabel y alrededores, o muy pocos por la Judería; mientras no se registren colas para visitar las maravillas del museo de Bellas Artes; mientras no se ayude a interpretar nuestras costumbres, mientras no haya rutas literarias, pictóricas, artesanales, gastronómicas o arquitectónicas, que acerquen al visitante al esa crisol de culturas que han ido conformado la Ciudad; no estamos haciendo por apasionar a nadie. Quien haya visto un poco de mundo se habrá dado cuenta; el potencial aquí es enorme, y está enormemente desaprovechado.

Recuerdo que en Praga me sorprendió que para visitar el famoso callejón del Oro había que acceder por un torno. Fue de las primeras veces que este visitante tomo conciencia del peligro que es convertir una ciudad en un parque temático. Quizás es la forma mas inmediata de atraer al turismo, pero no la mas inteligente, y sobre todo no las mas apropiada para luchar por que tus valores culturales, sociales y artísticos sean declarados Patrimonio de la Humanidad.