Hace ya más de una semana de la triste desaparición de Antonio Vega. Pasado ya el impacto del momento, cuando por televisión ya se ven oportunistas anuncios de álbumes recopilatorios con lo mejor de su música, me tomo el permiso de dedicarle mi sentido homenaje.
Suena a tópico, pero para este visitante que les escribe, urbano donde los haya, el mejor homenaje sería dedicarle un espacio de la ciudad. En su Madrid natal, en el barrio de Malasaña -cuna de la movida madrileña- le van a poner su nombre a una calle. Yo rotularía una de esas plazas o callejones de mi ciudad por los que me gusta perderme como “Chica de Ayer”. De hecho, a partir de este momento, esa plaza o calle podrá ser cualquiera del nomenclator de esta ciudad, cuando paseando por ella se me venga a la cabeza su melodía.
Realmente, viendo lo que está ocurriendo en mi ciudad con los nombres de las calles, casi mejor será que cada uno las llamemos como nos parezca, como se hayan conocido históricamente, o con antiguas referencias. Digo yo que para que una avenida se llame “de la mujer trabajadora” o de las “nuevas profesiones”, y se homenajee en vida a Pilar Barden (que alguien me diga que ha hecho por Sevilla esta mujer y entonces me callo), ya se podrían buscar elementos que forman parte de la riqueza colectiva de la ciudad, como sus canciones o cantantes.
Quizás mejor canciones que cantantes, muchas veces así es la mejor forma de rendir tributo a su compositor. Además a este paseante no entiende que las calles deban de ser nombres propios, gusta de nombres como Dormitorio, Feria, Descalzos, y prefiere pensar que Pavía es un manjar de bacalao y no un General.
Cierto es que Antonio Vega no era de aquí, pero se podría aplicar a sevillanos ya desaparecido. Así, sería bonito pasear por la calle “Señor Troncoso” o “El lago” en honor a De la Rosa; y que la calle “Rockero Silvio” (rodeado de títulos marianos) desembocara en la plaza “Rezaré”.
Seguro que a cada uno de vosotros lleva dentro alguna canción que, por las razones que sea, os evoca algo especial, y os haría sentir un “pellizco” el descrubrir su nombre rotulado en una calle “un día cualquiera y sin saber que hora es”.
Crecimiento
Hace 13 horas