sábado, 23 de mayo de 2009

Chica de Ayer

Hace ya más de una semana de la triste desaparición de Antonio Vega. Pasado ya el impacto del momento, cuando por televisión ya se ven oportunistas anuncios de álbumes recopilatorios con lo mejor de su música, me tomo el permiso de dedicarle mi sentido homenaje.



Suena a tópico, pero para este visitante que les escribe, urbano donde los haya, el mejor homenaje sería dedicarle un espacio de la ciudad. En su Madrid natal, en el barrio de Malasaña -cuna de la movida madrileña- le van a poner su nombre a una calle. Yo rotularía una de esas plazas o callejones de mi ciudad por los que me gusta perderme como “Chica de Ayer”. De hecho, a partir de este momento, esa plaza o calle podrá ser cualquiera del nomenclator de esta ciudad, cuando paseando por ella se me venga a la cabeza su melodía.

Realmente, viendo lo que está ocurriendo en mi ciudad con los nombres de las calles, casi mejor será que cada uno las llamemos como nos parezca, como se hayan conocido históricamente, o con antiguas referencias. Digo yo que para que una avenida se llame “de la mujer trabajadora” o de las “nuevas profesiones”, y se homenajee en vida a Pilar Barden (que alguien me diga que ha hecho por Sevilla esta mujer y entonces me callo), ya se podrían buscar elementos que forman parte de la riqueza colectiva de la ciudad, como sus canciones o cantantes.

Quizás mejor canciones que cantantes, muchas veces así es la mejor forma de rendir tributo a su compositor. Además a este paseante no entiende que las calles deban de ser nombres propios, gusta de nombres como Dormitorio, Feria, Descalzos, y prefiere pensar que Pavía es un manjar de bacalao y no un General.

Cierto es que Antonio Vega no era de aquí, pero se podría aplicar a sevillanos ya desaparecido. Así, sería bonito pasear por la calle “Señor Troncoso” o “El lago” en honor a De la Rosa; y que la calle “Rockero Silvio” (rodeado de títulos marianos) desembocara en la plaza “Rezaré”.



Seguro que a cada uno de vosotros lleva dentro alguna canción que, por las razones que sea, os evoca algo especial, y os haría sentir un “pellizco” el descrubrir su nombre rotulado en una calle “un día cualquiera y sin saber que hora es”.

jueves, 7 de mayo de 2009

¿Un nuevo ritmo para la Ciudad?

Disculpen la larga ausencia, les pide este visitante. Supongo que como todo en la vida, hay rachas en las que no se siente uno con capacidad de transmitir nada interesante…y bueno, no es plan de rellenar páginas por rellenar….ustedes merecen más.

Quizás haya sido el exceso de estas fiestas de primavera, estas únicas semanas del año en las que no queremos que llegue el sábado, o quizás un sensación pobre de lo que ocurría alrededor de esta ciudad que tanto quiero.

El caso es que en estas fechas, tan poco íntimas, este visitante, ha seguido visitando la ciudad, una ciudad casi mas escenario efímero que nunca, con su particular encanto, como en otras épocas del año….y bueno, me daba la sensación de que el tiempo está paralizado…no me refiero a estos largos atardeceres que ya anuncian el verano, me refiero a una percepción de inmovilismo, que, sinceramente, me preocupa….y en estos términos tampoco me gusta escribir.

Y es así, basta con ver un poco desde fuera lo que ocurre en mi ciudad, para ver que siempre se vuelve un poco a lo mismo, los discursos son idénticos, las trabas ( o mas bien miedo) a progresar son las mismas.

No les miento, llegué a esta conclusión en mi primer – y hasta ahora único- viaje en el Metro de Sevilla. Si alguien me ha leído desde el principio, sabrá que he soy un gran defensor de este transporte (mi primera entrada fue el mismo día del socavón del Cristina). Y considero, que aunque no lo valoremos así, supone un antes y un después en la ciudad. Pues eso, bajaba emocionado al andén, me parecía esta en otra ciudad. Se abría otra dimensión para este visitante, una en la cual no ves el Río para llegar del Prado a la Plaza de Cuba, de Sevilla a Triana…esta barrera ha muerto…parecerá exagerado, pero esto supone mucho por estos lares.

Pero pronto salí de “mi momento”, los vagones apenas se diferenciaban a un viaje en el 15, el 2 o el C2, ¡que barbaridad!, ¡que vocerío!: esa señora que no quita el carrito abierto de la puerta, ese hombre soltando “sapos premeditados” por la boquita sobre el tren, esos empujones para entrar, sin esperar a que salga nadie…ojú…”bienvenido al metro de Sevilla” -me dije-…y esa sensación de que nadie valoraba lo que es tardar 5 minutos de Nervión a República Argentina…si no que se daba por asumido.

Escuché este año una sevillana bastante “simpática”, en la que en el estribillo un padre le decía a sus niños que, con la crisis, este año los “cacharritos son el Metro”…y de verdad que era la sensación que me llevé. Pues ¡ea!, solo falta una bruja dando escobazos a la salida.

Supongo, que es algo bastante novedoso para gran parte de los sevillanos, bastante molesto para otros (por ¿ruido? o por que directamente estén crispados políticamente), pero muy útil para una gran mayoría.

Esto es Sevilla, todo es criticable de antemano, y si puedes terminar con un chascarrillo mejor…así nos vamos de cervezas…Da igual que mas de un millón de personas se haya ahorrado un viaje en coche en el último mes (otro día hablaré del Sevici), siempre se puede dar caña…a fin de cuentas estos es parte de la idiosincrasia de la ciudad…eso sí, lo que no soporto es cuando se utiliza para crispar desde los medios.

Ayer me decidi a volver a escribir, fue viendo una noticia sobre un casting en NY para optar a una de las 40 plazas habilitadas para músicos en el metro (que por cierto utilizan ...diariamente 4 millones de personas)...me dije que nada mas se había echado a andar...qué aún no se es consciente de lo que supone, entrar en la "liga de ciudades como Nueva York, ciudades con Metro.

Así, se despide este visitante, algo alejado últimamente, lo se, pero muchas veces es mejor no hablar “envenenao”…Cojo mi camino de vuelta, hasta que se “domestique” el uso del Metro (tampoco aspiro a Londres o Paris), mejor me vuelvo paseando (ya sabéis de mis teoremas de las burbujas)…por la superficie, donde el Río sigue dividiendo Sevilla y Triana, y aún aparecen esas manchas de cera que tan nostálgicos recuerdos me traen.

Os dejo estas dos imágenes, que perfectamente se superpusieron este año en el tiempo... y en altura.



A Triana, sobre el Rio o bajo el Rio: Los distintos ritmos de La Ciudad.